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Objetividad

Valores que no hay que olvidar II

La Objetividad es el valor de ver el mundo como es, y no como queremos que sea.

Los seres humanos somos una compleja mezcla de sentimientos, raciocinio, experiencia y aprendizaje. Todos estos elementos pueden brindar a una persona una percepción de la realidad que puede estar equivocada.

Cuando una persona no es objetiva, se centra en las circunstancias y no en los problemas. Observa las cosas superficiales, pero no el fondo. Probablemente todos conocemos a alguien que comete un error al no juzgar correctamente la realidad: la persona desilusionada porque había idealizado a su pareja, el muchacho que reprobó el examen porque pensó que sería más fácil de lo que esperaba, el trabajador que no juzga correctamente las circunstancias y pone en peligro a los demás, las personas que discuten porque uno de ellos se aferra a su propia visión.

Ser objetivo es un reto importante, porque exige de nosotros ver los problemas y las situaciones con un enfoque que equilibre adecuadamente emoción y razonamiento. Esto por supuesto es complicado cuando las conclusiones se basan más en los sentimientos. Por ello el valor de la objetividad es tan importante, porque nos permite dar su justo peso a los acontecimientos y obrar de una forma coherente.

Una de las formas más eficientes de vivir el valor de la objetividad es viendo los problemas y las situaciones desde todos los puntos de vista. En este proceso el escuchar la opinión de gente madura y desinteresada nos permite observar las cosas con menos apasionamiento y con mayor objetividad. En ocasiones estamos tan inmersos en los problemas que no logramos ver la solución, por obvia que parezca. En otras ocasiones nos aferramos a nuestro orgullo o a un juicio equivocado por no contar con toda la información necesaria.

La objetividad nos permite tomar decisiones más eficientes, mejora nuestras relaciones humanas, tiene un impacto positivo en la familia. La objetividad nos permite ser más justos con quienes nos rodean y siempre nos abre las puertas.

La lucha por ser objetivos implica el ceder un poco ese “Yo” que a veces nos pesa tanto. En ocasiones no es orgullo, ni soberbia, sino que simplemente tenemos una tendencia natural a creer que tenemos la razón. Si evaluamos siempre que existe la posibilidad de estar equivocados, nos permite ser más certeros y apreciar todo con mayor objetividad.

Para vivir este valor siempre es conveniente:

– No permitir que las circunstancias o personas nublen el hecho central que estamos tratando de resolver.
– Escuchar atentamente, pedir consejo y considerarlo seriamente.
– No apasionarse. Los sentimientos son fundamentales para el ser humano, pero no son el único factor para evaluar un problema o situación.
– Centrarse en los hechos, no en las personas. Es fácil perder objetividad cuando decimos “es que siempre haces lo mismo, eres igual que tu papá”. Es mejor atender a qué ocurrió y que razones y consecuencias se desprenden del hecho, sin calificar a la persona.
– No precipitarse en los juicios. Quien es objetivo razona, observa, escucha y concluye en base a información. Si no se realiza este proceso los juicios son apresurados, no se vio todo lo que había en juego y tal vez no se sabe todo lo necesario para entender lo que realmente sucede.

Una persona objetiva siempre es apreciada porque genera a su alrededor un sentido real de paz y de justicia. El valor de la Objetividad, además de ahorrarnos muchos dolores de cabeza, puede hacernos mejores personas.

Liderazgo

Valores que no hay que olvidar I

Todo líder tiene el compromiso y la obligación de velar por la superación personal, profesional y espiritual de quienes lo rodean. Es una responsabilidad que como personas debemos asumir.
Por lo general se reconoce la figura de un líder por ser quien va a la cabeza, sobre sus hombros tiene la responsabilidad de llevar adelante todo género de proyectos, distinguiéndose por ser una persona emprendedora y con iniciativa, con la habilidad de saber transmitir sus pensamientos a los demás, comprensión de las personas y la desarrollada capacidad de conjuntar equipos de trabajo eficientes.

Ante esta perspectiva, puede parecer que este nivel de personalidad sólo está reservado para unos cuantos, lamentablemente, pocas personas saben que un liderazgo efectivo no esta expresado por un nombramiento o designación específica.

En todos los equipos de trabajo -desde los escolares hasta los de alta dirección de empresas- encontramos al menos a una persona, que sin tener el peso de una responsabilidad, sobresale por su iniciativa, amplia visión de las circunstancias, gran capacidad de trabajo y firmes decisiones; sus ideas y aportaciones siempre son consideradas por la certeza y oportunidad con que las expresa; por otra parte, se distingue por su facilidad de diálogo y la habilidad que tiene para relacionarse con todos dentro y fuera del trabajo.

Este tipo de personas sobresalen, además, por poseer un cúmulo de buenos hábitos y valores: Alegría, amabilidad, orden, perseverancia (entre muchos otros), despertando en nosotros admiración y respeto. En otras palabras: son un digno modelo y ejemplo de personalidad.

¿Por qué no ser nosotros ese modelo? Pocas veces somos conscientes de ser observados por los demás, constantemente estamos en un escaparate donde las personas perciben nuestra conducta y proceder.

Los grandes líderes guerreros de la antigüedad eran respetados y apreciados por ser los primeros en lanzarse a la batalla. De igual manera, cada uno de nosotros debemos ir por delante, seamos o no, cabeza de familia, empresa, equipo de trabajo o agrupación. En contadas ocasiones, o nunca, pensamos en la responsabilidad que como personas tenemos. A decir verdad, todos podemos y debemos ejercer un liderazgo desde nuestras particulares circunstancias:

– Los padres de familia guían, conducen y ejercen autoridad, en sus manos está la educación de toda la familia; deben ser un verdadero modelo de valores y buenos hábitos, por lo cual, enseñan a sus hijos a vivirlos para convertirlos en personas de bien. A su vez, los hijos mayores participan con sus padres en la educación de los hermanos menores, son muchas cosas las que pueden hacer: enseñar a estudiar, jugar, hacer amigos, obedecer y respetar a sus padres…

La familia en conjunto vela por la protección, cuidado y dirección de todos los miembros; es ahí donde se aprende a conocer, comprender y a tratar a las personas, cualidades indispensables para forjar a los verdaderos líderes de un futuro que está en puerta.

– En tu trabajo -y tal vez sin palabras- todos esperan que seas tu quien pueda orientarlos para hacer y cumplir mejor con sus labores, porque eres ejemplo de dedicación, esfuerzo, compañerismo, responsabilidad, y sobre todo, de siempre presentar un trabajo bien hecho.

– ¿No eres acaso confidente de tus amigos? Todos ellos acuden pidiendo un poco de tu tiempo para ser escuchados, buscando tu consejo y comprensión, a veces, más que «solapar» sus errores, buscan de ti la solución adecuada. Por eso debemos procurar que nuestras pláticas tengan sentido, que no sea una costumbre hablar sólo de cosas superficiales; expresa tus ideas sin temor, tu tienes la capacidad de hacer que la vida de tus amigos cambie para bien.

Ahora que somos conscientes del papel que desempeñamos, no debemos cometer el error de actuar con temor a equivocarnos, o caer en el extremo opuesto que sería simplemente guardar las apariencias. Nuestra conducta debe ser congruente a nuestros pensamientos y palabras.

Nadie es «capaz de dar lo que no tiene», por eso, el liderazgo implica un reto constante de superación, en todos los aspectos que se relacionan con el desarrollo completo y armónico de la persona: personal (valores y hábitos), profesional, social y espiritual. Por consiguiente, un verdadero líder:

– Considera que primero están los demás y evita a toda costa convertirse en el centro de atención, por lo tanto, jamás piensa en su beneficio personal.

– Se preocupa de las personas, procura estar pendiente del bienestar personal, moral y espiritual de cada uno de quienes lo rodean.

– Siempre toma en cuenta las opiniones y el sentir de sus allegados, de esta manera cuenta en todo momento con una excelente respuesta de sus hijos, colegas, subalternos, discípulos y amigos.

– Da gran importancia al trabajo en equipo, de ahí que siempre hace énfasis en la labor realizada por el grupo.

Ser líder no es una postura o un galardón para lucir, es un compromiso, una responsabilidad y una obligación, no hay que olvidar que «todo cargo es una carga». No podemos ser indiferentes ante las atrocidades, la injusticia y la creciente amenaza de una falta de valores, hoy en día se necesitan hombres y mujeres decididos a cambiar la forma de vida de la sociedad. Es un gran reto, sí, pero la esperanza de un mundo mejor, debe alentarnos a ser los líderes de esta gran empresa.

Los valores perdidos

afectan nuestras relaciones

Dicen que la adversidad que atravesamos es consecuencia de una crisis de valores. En paralelo y en numerosos discursos en distintos ámbitos hay una permanente llamada en este sentido: ¡Hacen falta valores! ¡Necesitamos volver a los valores! ¡Tenemos que recuperar los valores! …Pero, ¿sabemos cómo nos impactan? ¿Estamos dispuestos a modificar nuestros comportamientos, nuestras actitudes y ambiciones?

Desconocemos dónde están y que forma tienen los valores. Nadie puede comprarlos, ni sabemos su precio. Lo que sí conocemos es el costo que estamos pagando por haberlos dejado de lado. Vemos empresas que se apoyan en la gestión por valores con la intención de vertebrar de alguna forma la cultura interna hacia una rectitud corporativa en el desempeño de la actividad profesional e industrial que desarrollan. En ocasiones los vemos enmarcados y colgados a la entrada del edificio o en los ascensores, y estos valores, que encuentro artificiales, me llevan a pensar… ¡Soñaba el ciego que veía y eran las ganas que tenía!

Los valores en la sociedad empresarial siguen siendo tema de conversación, pero solo tema de conversación. Creo que falta entrar en acción a fondo. Bastará con que gestionemos nuestros negocios, empresas y organizaciones como si se tratase de nuestra única y más valiosa oportunidad de causar una buena e inmejorable impresión en todo aquel con el que tratamos diariamente: equipos, compañeros, clientes, proveedores y colaboradores para que veamos su efecto. Ofrezcamos un trato a nuestros interlocutores como si nunca fuésemos a tener una segunda oportunidad para esa ocasión en la que estamos inmersos. Para ello propongo nueve valores: honestidad, honradez, coherencia, integridad, humildad, responsabilidad, generosidad, aceptación y lealtad.

Comencemos despegando con la honestidad, que es ser sincero con uno mismo y además tener una intención limpia. Sigamos con la honradez, que es ser sincero y limpio de intención pero en este caso con el otro, con aquel con el que nos relacionamos. Para abundar en los valores, debemos entrar en la humildad que, bien entendida, pasa por decir la verdad sobre uno mismo, el propio negocio o la función que desempeñemos, siempre sin apariencias, reconociendo lo sombrío o mejorable si hace falta y aportando con llana generosidad lo brillante de nuestras capacidades o habilidades de gestión.

Volver a los valores pasa por ser generoso, pero generoso de uno mismo, con independencia de que tengamos más o menos medios materiales y/o económicos. Entregar la mejor actitud, la mejor escucha, la mejor capacidad de comprensión, también pasa por entregar la mejor exigencia personal y profesional, la que nos convierte en ejemplo para los demás. Una persona que es ingeniosa, ingenia; una persona que es generosa, genera. Generemos con ingenio ese ámbito de valores que tanto echamos de menos.

En este ejercicio de volver a los valores nos encontramos de frente con el ego. La pose que nos impide vivir desde la naturalidad de nuestro ser. El ego es enemigo directo de los valores, pues se los salta para poder existir. El ego es una falsa existencia que desgasta al que lo enarbola y además lo conduce a la ansiedad. Es una falsa identidad construida sobre mentiras y falsedades que han de ser mantenidas en el tiempo con esfuerzo y artificio por miedo a ser descubierto. El ego no dice la verdad de uno mismo ni dice la verdad a los demás. Lejos de generar algo, lo que hace es succionar y debilitar. Lejos de aportar, lo que hace es llevarse para sí algo engañosamente merecido, arrebatándoselo a los demás y argumentándolo como justificable.

Todos los profesionales somos responsables de generar riqueza, debemos desplegar valores y ser coherentes en el proceso. Si nos pronunciamos de una manera, deberemos comportarnos en consecuencia, en caso contrario, mejor ser prudente y permanecer en silencio ya que el mensaje que lanzaremos o el comportamiento que desplegaremos será demoledor contra nuestra persona y por supuesto contra el entorno profesional. Cuando combinamos la honestidad y la honradez, y las vivimos con autenticidad, de forma coherente en nuestra forma de vivir, logramos ser íntegros. La integridad es percibida de forma inmediata por nuestro entorno personal y profesional.

La aceptación es otro valor que conviene recordar. Aceptar al otro es comprender su situación y características dentro del legítimo derecho que tiene de existir de la manera en que existe. Podemos aceptar a alguien y a la vez no compartir su perspectiva sobre un asunto, igual que cuando viajamos a cualquier país con choque cultural aceptamos su cultura aunque no la compartamos. En el momento en el que hay falta de aceptación del otro, entramos en conflicto. Dentro de las empresas la falta de aceptación mezclada con una dosis de ego dan como resultado el ya habitual mobbing. Cuando se produce mobbing entre países o culturas lo llamamos guerra.

La envidia nunca puede ser sana, siempre será nociva. Normalmente o envidiamos o admiramos a alguien. Admirar a alguien por una promoción es sano, tenerle envidia sana es envidiar. El reconocimiento debemos extenderlo a todas las personas con las que trabajamos y convivimos. En el reconocimiento va implícito el respeto, otro valor que es necesario recuperar. Admirar y entregar reconocimiento con respeto a un compañero al que, aunque no compartamos sus perspectivas, aceptamos tal cual es, nos hace ser coherentes y humildes, algo que bien podemos ejercitar a diario. Esto mismo pasa cuando desplegamos lealtad, que es permanecer junto a una persona o causa con independencia del cambio de criterio o circunstancias vividas en el tiempo.

De todos nosotros y del tinte que le demos a las relaciones con nuestros colaboradores, con nuestros equipos, con nuestros clientes y con nuestros proveedores, depende que vuelvan los valores. Si queremos apostar por ellos y recuperarlos, debemos tener valor para comportarnos desde ellos, incorporándolos a nuestro día a día profesional. Creo que es el momento de empezar a ofrecerlos de forma sistemática.

Gandhi…

una historia de etica y no-violencia

Mohandas Karamchand Gandhi

Entre los grandes teóricos que modificaron la configuración política e ideológica del mundo en el siglo XX, figura este hombre de austeridad inflexible y absoluta modestia, que se quejaba del título de Mahatma (‘Gran Alma’) que le había dado, contra su voluntad, el poeta Rabindranath Tagore. En un país en que la política era sinónimo de corrupción, Gandhi introdujo la ética en ese dominio a través de la prédica y el ejemplo. Vivió en una pobreza sin paliativos, jamás concedió prebendas a sus familiares, y rechazó siempre el poder político, antes y después de la liberación de la India. Este rechazo convirtió al líder de la no-violencia en un caso único entre los revolucionarios de todos los tiempos.

Mohandas Karamchand Gandhi nació el 2 de octubre de 1869 en un remoto lugar de la India, en la ciudad costera de Porbandar, del distrito de Gujarat. Este era entonces un mosaico de minúsculos principados, cuyos gobernantes tenían un poder absoluto sobre la vida de sus súbditos. Su padre, Karamchand Gandhi, era el primer ministro de Porbandar y pertenecía a la casta de los banias, mercaderes de proverbial astucia y habilidad en el comercio. Su madre, llamada Putlibai, procedía de la secta de los pranamis, quienes mezclaban el hinduismo con las enseñanzas del Corán. Era una mujer profundamente religiosa y austera que dividía su tiempo entre el templo y el cuidado de los suyos, amén de practicar frecuentes ayunos. En la formación espiritual de Mohandas, que sentía un ilimitado amor por sus padres, además de la adoración a la diosa Visnú que profesaba la familia, concurrieron una serie de culturas y credos amalgamados: el hindú, el musulmán, el jain. Este último tuvo especial influencia en su filosofía: los jains practicaban la no-violencia no sólo con los animales y los seres humanos, sino incluso con las plantas, los microbios, el agua, el fuego y el viento.

Ejemplo típico de tardía genialidad, Mohandas fue un adolescente silencioso, retraído y nada brillante en los estudios, que pasó sin llamar la atención por las escuelas de Rajkot. A los trece años, siguiendo la costumbre hindú, lo casaron con una niña de su edad llamada Kasturbai, de quien estaba prometido desde los seis años sin saberlo. El joven esposo se enamoró apasionadamente de la muchacha, y por hacer el amor con ella abandonó el lecho de su padre moribundo la misma noche en que éste murió. El suceso dejó una culpa imborrable en Gandhi, que más tarde se declararía en contra del matrimonio entre niños y a favor de la continencia sexual.

Como sus calificaciones no mejoraron en el instituto, la familia decidió enviarlo a Londres para seguir los cursos de abogacía del Inner Temple, cuyas exigencias eran menores que las de las universidades indias. Con tanto miedo como excitación, el muchacho se embarcó en Bombay en septiembre de 1888. Tenía diecinueve años y acababa de ser padre por primera vez. Antes de partir había prometido solemnemente a su madre no seguir la costumbre inglesa de comer carne, dado que el visnuismo lo prohibía. Varias veces en su adolescencia había transgredido tal norma, impulsado por un amigo que le aconsejaba la carne para parecerse en fortaleza a los ingleses.

En Londres vivió tres años, entre 1888 y 1891, período en que se produjo uno de los hechos más determinantes de su vocación: el descubrimiento de Oriente a través de Occidente. En efecto, en la capital inglesa comenzó a frecuentar a los teósofos, quienes lo iniciaron en la lectura del primer clásico indio, el Bhagavad Gita, al que llegaría a considerar «el libro por excelencia para el conocimiento de la verdad». También allí entró en contacto con las enseñanzas de Cristo, y durante un tiempo se sintió tan atraído por la ética cristiana que dudó entre ésta y el hinduismo. De esa época son sus intentos de sintetizar los preceptos del budismo, el cristianismo, el islamismo y su religión natal, a través de lo que señaló como el principio unificador de todos ellos: la idea de renunciación.

En estos años decisivos para su formación intelectual leyó a Tolstói, en quien más tarde encontraría el guía para el perfeccionamiento de la práctica y la teoría de la no-violencia. Y cuando regresó a la India con el título de abogado, lo hizo con sus señas de identidad orientales: había ido en busca de la sabiduría occidental y retornaba con el secreto que había hecho sabios a los hindúes.

Los primeros experimentos de la resistencia gandhista

Al volver a Porbandar encontró a su familia desintegrada: la madre había muerto poco antes y los Gandhi habían perdido toda influencia en la corte principesca. Como abogado no halló muchas perspectivas, ya que su primera actuación profesional terminó en un humillante fracaso, pues enmudeció al dirigirse al tribunal y no pudo continuar. Fue entonces cuando una factoría comercial musulmana le ofreció un contrato para atender un caso de la empresa en Durban, y Gandhi no dejó pasar la oportunidad. Se embarcó hacia Sudáfrica en 1893.

En el país de los antiguos colonos holandeses vivía una colonia hindú formada en su mayoría por trabajadores, a quienes los ingleses llamaban despectivamente sami. Carecían de todo derecho, se les despreciaba y discriminaba racialmente, como pudo comprobar en carne propia el joven abogado durante algunos de sus viajes en ferrocarril. Pero la situación era más grave aún de lo que parecía. Terminado su trabajo, Gandhi estaba a punto de regresar a la India cuando se enteró de la existencia de un proyecto de ley para retirar el derecho de sufragio a los hindúes. Decidió entonces aplazar la partida un mes para organizar la resistencia de sus compatriotas, y el mes se convirtió en veintidós años.

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Durante esa larga etapa de su vida, su mayor preocupación fue la liberación de la comunidad india, y en ella fue dando forma a las armas de lucha que más tarde utilizaría e su país. En los primeros años, convencido de las buenas intenciones del colonialismo británico, abrió un bufete para defender a sus compatriotas ante los tribunales en Johannesburgo y se propuso articular un movimiento dedicado a la agitación por medios legales. Fundó el periódico «The Indian Opinion», para aglutinar a la comunidad india y, como instrumento de agitación legal, creó el Congreso Indio de Natal. Sus simpatías anglófilas le llevaron durante la guerra contra los bóers a organizar el Cuerpo Indio de Ambulancias, acción que mereció duras críticas por parte de los nacionalistas indios.

A partir de 1904 la actividad de Gandhi sufrió un cambio notable: después de leer la crítica del capitalismo contenida en «Unto The Last», de John Ruskin, modificó su estilo de vida y pasó a llevar una sencilla existencia comunitaria en las afueras de Johannesburgo donde fundó una comuna llamada Tolstói. En esa época bosquejó la teoría del activismo no-violento, que puso en marcha por primera vez para oponerse a la ley de registro. Esta ley obligaba a todos los indios a inscribirse en un registro especial con sus huellas dactilares. Gandhi ordenó a sus compatriotas que no se inscribieran, que comerciaran en las calles sin licencia y, más tarde, que quemaran sus tarjetas de registro frente a la mezquita de Johannesburgo. Como muchos de sus seguidores, fue a parar a la cárcel varias veces, pero el movimiento de resistencia civil obtuvo varios éxitos parciales.

En 1913 la protesta contra un impuesto considerado injusto se tradujo en una marcha a través del Transvaal, hasta Natal. Al año siguiente las autoridades británicas dieron marcha atrás con dicho impuesto y autorizaron a los asiáticos a residir en Natal como trabajadores libres. La victoria parecía total, y Gandhi, que había abandonado las vestimentas europeas en señal de protesta, partió definitivamente de Sudáfrica con su mujer y sus hijos. A largo plazo todos los logros de la comunidad india se perdieron y las autoridades de aquel país endurecieron aún más su política racista, pero Sudáfrica había sido el banco de pruebas donde Gandhi desarrolló y comprobó las tácticas que más tarde habría de utilizar en su tierra natal.

El Mahatma

Gandhi llegó a la India en 1915 como un verdadero héroe, con la aureola de sus campañas en el extranjero. Las masas de Bombay le tributaron un caluroso recibimiento, el gobernador inglés acudió a saludarlo y el poeta Rabindranath Tagore le dio la bienvenida en su Universidad Libre de Santiniketan. A poco de llegar, en la ciudad de Ahmedabad fundó una comunidad casi monástica en la que estaban prohibidas las vestimentas extranjeras, las comidas con especias y la propiedad privada. Sus miembros se dedicaban únicamente a dos trabajos materiales: la agricultura, para obtener el sustento, y el tejido a mano, para procurarse el abrigo. Aquí dio comienzo a una lucha que Gandhi habría de sostener durante toda su vida: la batalla contra las lacras del hinduismo y a favor de los intocables. El primer paso fue admitirlos como miembros de la comunidad.

En esos primeros años Gandhi abandonó toda agitación política a fin de apoyar los esfuerzos bélicos de Gran Bretaña en la Primera Guerra Mundial, llegando incluso al reclutamiento de soldados para el ejército inglés. Su entrada en la política india no se produjo hasta febrero de 1919, cuando la aprobación de la Ley Rowlatt, que establecía la censura y señalaba duras penas para cualquier sospechoso de terrorismo o sedición, le abrió los ojos acerca de las verdaderas intenciones de los imperialistas ingleses en su país. Gandhi pasó entonces a encabezar la oposición a la ley. Organizó una campaña de propaganda a nivel nacional mediante la no-violencia, que comenzó con una huelga general. Ésta pronto se extendió a todo el país y las protestas se sucedieron en las principales ciudades, donde se registraron algunos focos de violencia pese a la insistencia del líder en el carácter pacífico de las manifestaciones. Cuando acudía a Delhi a apaciguar la población, Gandhi fue detenido. Días después, el 13 de abril, el brigadier general Dyer ordenaba disparar a sus gurkas sobre la multitud reunida en el Jallianwala Bagh de la ciudad de Amritsar. La dominación inglesa había mostrado su verdadero rostro sanguinario y brutal: casi cuatrocientas personas fueron asesinadas y otras miles heridas. Pero las autoridades británicas se vieron obligadas a reconsiderar sus tácticas y la Ley Rowlatt jamás entró en vigor.

En los años siguientes a la masacre de Amritsar, Gandhi se convirtió en el líder nacionalista indiscutido, alcanzando la presidencia del Congreso Nacional Indio -partido fundado por Alan Octavius Hume en 1885-, que él supo convertir en un instrumento efectivo en pro de la independencia. De una agrupación de las clases medias urbanas, pasó a ser una organización de masas enraizada en los pueblos y en el campesinado. Se pusieron en marcha las grandes campañas de desobediencia civil, que iban desde la negativa masiva a pagar impuestos hasta el boicot a las autoridades. Miles de indios llenaron las cárceles y el mismo Gandhi fue detenido en marzo de 1922. Diez días más tarde comenzaba «el Gran Juicio», en que el Mahatma se declaró culpable y consideró la sentencia a seis años de prisión como un honor, con lo que la sesión terminó con una reverencia mutua entre juez y acusado.

Cuando salió de la cárcel -una apendicitis hizo que las autoridades coloniales lo liberaran en 1924-, encontró que el panorama político se había modificado en su ausencia: el Partido del Congreso se había dividido en dos facciones y la unidad entre hindúes y musulmanes, conseguida con el movimiento de desobediencia civil, había desaparecido. Gandhi decidió entonces retirarse de la política, para vivir como un anacoreta, en absoluta pobreza y buscando el silencio como fuerza regenerativa. Retirado en su Ashram se convirtió en esos años en el jefe espiritual de la India, en el dirigente religioso de fama internacional que muchos occidentales en busca de la paz espiritual trataban como un gurú.

Su retiro finalizó de manera brusca en 1927, cuando el gobierno británico nombró una comisión encargada de la reforma de la Constitución, en la que no participaba ningún nativo. A la cabeza de la lucha política, Gandhi consiguió que todos los partidos del país hicieran el boicot a dicha comisión. Poco después, la huelga de Bardoli, en apoyo a la negativa a pagar impuestos, terminaba en un éxito total. La victoria del movimiento animó al Congreso a declarar la independencia de la India, el 26 de enero de 1930, y se encargó al Mahatma la dirección de la campaña de no violencia para llevar a la práctica la resolución. Éste eligió como objetivo de la misma el monopolio de la sal que afectaba particularmente a los pobres-, y partió de Sabartami el 12 de marzo con 79 voluntarios con rumbo a Dandi, población costera distante 385 kilómetros. El pequeño movimiento se extendió como las olas de un estanque hasta alcanzar toda la India: los campesinos sembraban de ramas verdes los caminos por donde pasaría ese hombre pequeño y semidesnudo, con un bastón de bambú, camino del mar y al frente de un enorme ejército pacífico. El día del aniversario de la masacre de Amritsar, Gandhi llegó a orillas del mar y cogió un puñado de sal. Desde ese momento la desobediencia civil fue imparable: diputados y funcionarios locales dimitieron, los prohombres locales abandonaron sus puestos, los soldados del ejército indio se negaron a disparar sobre los manifestantes, las mujeres se adhirieron al movimiento, mientras los seguidores de Gandhi invadían pacíficamente las fábricas de sal.

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que el país pudiera escoger libremente sus decisiones. Al día siguiente, el 9 de agosto de 1942, era arrestado junto a otros miembros del Congreso, lo que produjo una sublevación en masa de los nativos, seguida por una serie de revueltas violentas en todo el territorio indio. Ésta fue la última prisión del Mahatma y quizá la más dolorosa, porque desde su presidio en Poona se enteró de la muerte de su mujer, Kasturbai. Era ya un anciano frágil y debilitado cuando salió en libertad en el año 1944.

Finalizada la guerra, y tras la subida al poder de los laboristas en Inglaterra, Gandhi desempeñó un rol fundamental en las negociaciones que llevaron a la liberación. Sin embargo, su postura opuesta a la partición del subcontinente nada pudo contra la determinación del líder de la Liga Musulmana, Jinnah, defensor de la separación del Pakistán. Dolido por lo que consideró una traición, en 1946 el Mahatma vio con horror cómo los antiguos fantasmas indios resurgían durante la celebración del Nombramiento de Nehru como primer jefe de gobierno, que fue pretexto de violentos disturbios motivados por la pugna entre hindúes y musulmanes.

Gandhi se trasladó a Noakhali, donde habían comenzado los enfrentamientos, y caminó de pueblo en pueblo, descalzo, tratando de detener las masacres que acompañaron a la partición en Bengala, Calcuta, Bihar, Cachemira y Delhi. Pero sus esfuerzos sólo sirvieron para acrecentar el odio que sentían por él los fanáticos extremistas de ambos pueblos: los hindúes atentaron contra su vida en Calcuta y los musulmanes hicieron lo propio en Noakhali. Durante sus últimos días en Delhi llevó a cabo un ayuno para reconciliar a las dos comunidades, lo cual afectó gravemente su salud. Aun así, apareció de nuevo ante el público unos días antes de su muerte.

El 30 de enero de 1948, cuando al anochecer se dirigía a la plegaria comunitaria, fue alcanzado por las balas de un joven hindú. Tal como lo había predicho a su nieta, murió como un verdadero Mahatma, con la palabra Rama (‘Dios’) en sus labios. Como dijo Einstein, «quizá las generaciones venideras duden alguna vez de que un hombre semejante fuese una realidad de carne y hueso en este mundo».

Extracto de Biografías y Vidas

Dale Carnegie

Historia de éxito de un emprendedor

NO SIEMPRE LO QUE HACEMOS NOS CONDUCE AL ÉXITO… NO SIEMPRE EL DINERO SIGNIFICA SER EXITOSO

Creo que podemos aprender mucho leyendo a los grandes emprendedores. No sé si a todos les sucede igual, pero a mí me han enseñado a cambiar mi forma de pensar y de alguna manera los interpreto como guías. Personas que, a través de su conducta, me hacen ver con mayor claridad cual es el camino que debo seguir.
No quiero repetir el mismo error que, según creo, comete la mayoría. Cuando se enfocan sólo en técnicas específicas sin tener una visión global del problema. Como si alcanzar el éxito fuese posible a través de un simple manual de instrucciones y sin tener en cuenta el factor humano. Que, y de esto no tengo la menor duda, es lo más importante. Para mí, no hay éxito posible si antes no crecemos como personas. Bueno, por algo hay tanta gente que no deja de fracasar y vive en la pobreza toda la vida.
Dale Carnegie es un autor de éxito que me agrada mucho leer. Sus historias rebosan de experiencias motivadoras. Relatos estimulantes que tienen mucho valor para mí. Su propia vida es un modelo para cualquier emprendedor. Él no nació rico y famoso; sino que, como muchos, tuvo que luchar para abrirse camino y sus primeros pasos fueron difíciles. Así lo cuenta en uno de sus libros:
“A los veintitrés años yo era uno de los jóvenes más infelices que había en Nueva York. Vendía motores de camiones para ganarme la vida. No tenía la menor idea de qué era lo que hacía funcionar un motor. Pero eso no era todo: ni siquiera me interesaba aprenderlo. Detestaba mi trabajo. Detestaba vivir en una barata habitación amueblada en la calle 66 Oeste, una habitación llena de cucarachas. Todavía me acuerdo de que yo tenía un montón de corbatas colgadas en las paredes, y cuando iba a sacar una cada mañana, las cucarachas escapaban en todas direcciones. Detestaba tener que comer en restaurantes baratos y sucios, que seguramente también estaban llenos de cucarachas.
“Regresaba todas las noches a mi solitaria habitación con un terrible dolor de cabeza, que se alimentaba y nutría con las desilusiones, las preocupaciones, la amargura y la rebeldía. Me rebelaba porque los sueños que yo había acariciado allá por los tiempos en que estaba en el colegio se habían convertido en pesadillas. ¿Esto era la vida? ¿Era esta la aventura vital que yo había esperado con tanta ansiedad? ¿Era esto todo lo que la vida iba a significar para mí, ocupado en un trabajo que despreciaba y sin esperanza alguna para el futuro? Ansiaba tener tiempo para leer. Ansiaba escribir los libros que había soñado escribir cuando estaba en el colegio.
“Sabía que tenía todo para ganar y nada para perder si abandonaba el trabajo que detestaba. No estaba interesado en hacer mucho dinero, pero sí me interesaba vivir mucho. En suma, había llegado a un Rubicán, a ese momento de decisión que debe enfrentar la mayoría de los jóvenes cuando comienzan a vivir por su cuenta. De modo que tomé mi decisión, y esa decisión alteró por completo mi futuro. Ha hecho que el resto de mi vida fuera feliz y satisfactoria más allá de mis utópicas aspiraciones.
“Esta fue mi decisión: abandonaría el trabajo que detestaba y, dado que había pasado cuatro años estudiando en el State Teachers College de Warrensburg, Missouri, estudiando para ser docente, viviría dando clases a adultos en las escuelas nocturnas. De este modo tendría el día libre para leer libros, preparar las clases, escribir novelas y cuentos. Yo quería ‘vivir para escribir y escribir para vivir’.”
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Dale Carnegie

Esfuerzo y Dedicación: mágico encuentro con el éxito

El esfuerzo que sometemos a muchos de los trabajos que debemos presentar y que son importantes para lograr ya sean buenas notas o superarnos asi mismos, es fundamental para alcanzar el exito ya que si somos diligentes, responsables y ordenados esto sera parte del buen desempeño que reflejaremos y que muchos de los profesores, jefes, padres y además muchas personas más tendrán en cuenta para obtener buenas referencias y obtener un buen cargo en un empleo o reconocimientos importantes, beneficios y oportunidades.

Esfuerzo

El éxito es la meta que nosotros como seres humanos alcanzamos después de un arduo esfuerzo y en el que se evidencia nuestro trabajo, si nos esforzamos con integridad nuestra mente, cuerpo y espiritu estaran en equilibrio lo que proporcionara que presentemos cada vez mejores proyectos.

Con respecto a al dedicacion es un factor de gran importancia a la hora de realizar algún trabajo o actividad pues entre mas tiempo dediquemos a ellos mejores seran los resultados.

Muchas personas piensan que para llegar a la excelencia se necesita de mucho tiempo y sacrificio, pero no es del todo verdad pues solo debemos adoptar la intención, la determinación y la decisión en el momento indicado y con una sobresaliente disposición; esto si lleva tiempo y dedicación pero, en la medida en que nuestro desempeño sea mejor así se obtendrán buenos resultados y habrá una apropiación y defensa del ideal que está reflejado en la función del oficio que realizamos.

exito

La importancia de tener éxito en nuestro proyecto de vida se basa en querer crecer como personas integras, llegar al nivel más alto de la cima de los conocimientos para ejercer una profesión como líder ejemplar y sacar a flote nuestras habilidades, aptitudes, actitudes, cualidades, facultades y destrezas demostrando así lo honrado, recto y justo que puede ser; abordando a una felicidad que no será por su riqueza si no por su sabiduría y su intención de hacer las cosas cada vez mejor dejando de lado el egoísmo y dando a conocer la humildad que hace que las demás personas puedan tenerle un gran aprecio.

Es la actitud la que determina la altitud

«Su actitud, no su aptitud, determina tu altitud.» – Zig Ziglar

El éxito es algo que cada individuo se esfuerza por lograr.
Cada persona en el mundo tiene sus propias metas y sueños. Joven o viejo, hombre o mujer, blanco o negro, rico o pobre, todos tienen la misma unidad y el deseo de vivir la vida de la mejor manera que ven posible. Tratando de tener éxito es un comportamiento humano e integral, que no presta atención a los factores superficial y emocional. Estamos hechos a querer algo más, para mejorar nosotros mismos, y ser una persona mejor que lo que éramos ayer. ¿Cómo se puede triunfar en la vida? Esta es una pregunta común que uno se pregunta innumerables veces. La respuesta depende de cómo te ves a ti mismo. . Esto significa que tu puedes tener la respuesta más precisa a partir de dentro de ti, y nadie más puede acercarse a la respuesta correcta de lo que puede. Sin embargo, siempre hay algo que usted puede hacer para asegurarse de no encontrar la respuesta.

Las actitudes se puede comparar con un motor simple que puede reducir la velocidad, o ayudarle a seguir adelante.
Tan simple como es, es el único método seguro de que usted tiene para tener éxito en la vida y al final, todo se reduce a lo bien que te las arreglas. Siempre tener en cuenta que en el camino hacia el éxito, tu actitud determina qué y cuánto se puede hacer. Es el responsable de guiar a sus aptitudes, pero cuando se infectan por el orgullo, sino que puede ser tan inútil como un coche abandonado a la izquierda a la corrosión y los residuos a través del tiempo. Ya sea que lo haga o no depende principalmente de que las actitudes que usted posee. Por ejemplo, la determinación, lo que usted aprendió cuando era un bebé cuando se levantó después de cada tropiezo. Fortaleza, que se descubrió como aprendió a limpiar sus lágrimas y continuar después de cada herido. Coraje, que ha adquirido como aprendió a lidiar con los peligros de su entorno, y la sociabilidad, que comienzan a adquirir tan pronto como hablar y comunicarse con los demás. Estas actitudes garantizar que a medida que se esfuerzan por hacer sus sueños realidad y lo presiona para que sus metas cada vez más cerca, lo hace sin perder su sentido de valor. La semilla del éxito y se encuentra dentro de lo que llamamos madurez es la capacidad cada vez mayor para observar el interior y encontrar nuestras respuestas dentro de nosotros mismos. El auto conocimiento es el combustible que alimenta las actitudes positivas.

Las aptitudes vienen de la mano con sus actitudes. Todos nacemos con una cesta llena de aptitudes que se suele llamar talento.
Aptitudes son nuestro potencial para aprender las habilidades que desarrollan y perfeccionan a través del tiempo. Nosotros lo llamamos crecimiento. Al aprender y comenzar a utilizar sus talentos para tomar el control de su entorno, que empiecen a enlazar un conjunto de aptitudes. Lo que funciona, usted continúa usando. Lo que no, que se esfuerzan por cambiar. Sin embargo, las aptitudes por sí sola no puede llevar todo el camino a través del camino hacia el éxito. Es totalmente dependiente de la propia naturaleza de las actitudes que usted tiene. Esto se debe principalmente por su actitud, no su aptitud, determina tu altitud.

Ejecutar su actitud de humildad y usted puede alcanzar sus más altas metas y sueños, utilice el orgullo y no la esperanza de ver ni un atisbo de ellas.
Es tan fácil de tejer una red de actitudes que conducen al fracaso. Esto es así porque para cada positivo, hay una negativa. Fortaleza llevado a exceso conduce a la convicción de que existe sólo en el sufrimiento. El valor puede dar lugar a la temeridad y conocimiento de sí mismo pueden ser infectados por la arrogancia, y la rigidez que mata la creatividad. Además, mientras que la búsqueda de la riqueza es un hecho en nuestro mundo-una necesidad y un complemento a la supervivencia, no es el objetivo final. La vida debe ser más que eso. En la tendencia a olvidar todo lo demás para el bien de la recolección de la riqueza, el fracaso viene fácilmente. Para evitar estos cambios desfavorables, es imprescindible que usted mantenga sus aptitudes bajo control y no dejarse llevar hasta el punto de que no se dan cuenta de su actitud está cambiando para peor.

Alcanzar el éxito no es nunca una tarea fácil, sino que exige un trabajo duro.
Usted tiene una ventaja si sabe que su éxito o fracaso depende de sus actitudes. Empiece a tomar una mirada más cercana dentro y ver si usted ha estado demasiado centrado en lo que se quiere lograr que ni siquiera pasan por su mente para ver si usted todavía está realmente usted. Si es así, determinar lo que llevó por mal camino y trabajar duro para encontrar el conjunto correcto de aptitudes y actitudes, y si usted no tiene, entonces no perder la pista y seguir manteniendo una estrecha vigilancia sobre sí mismo. Sólo usted puede hacer su propio camino hacia el éxito. ¿Ha reflexionado sobre sus actitudes y aptitudes de hoy?

Una historia de esclavitud y libertad

Yo no tenía una creencia específica, excepto que nuestra causa era justa.
Nelson Mandela

No ha existido en la política de nuestro tiempo una figura más popular, admirada y universalmente respetada que el sudafricano Nelson Mandela, icono de la lucha contra el apartheid, al que derrotó, antiguo líder del Congreso Nacional Africano, primer presidente negro de su país y Premio Nobel de la Paz.

(Umtata, Transkei, 1918 – Johannesburgo, 2013) Político sudafricano que lideró los movimientos contra el apartheid y que, tras una larga lucha y 27 años de cárcel, presidió en 1994 el primer gobierno que ponía fin al régimen racista.

Renunciando a su derecho hereditario a ser jefe de una tribu xosa, Nelson Mandela se hizo abogado en 1942. En 1944 ingresó en el Congreso Nacional Africano (ANC), un movimiento de lucha contra la opresión de los negros sudafricanos. Mandela fue uno de los líderes de la Liga de la Juventud del Congreso, que llegaría a constituir el grupo dominante del ANC; su ideología era un socialismo africano: nacionalista, antirracista y antiimperialista.

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Nelson Mandela

En 1948 llegó al poder en Sudáfrica el Partido Nacional, que institucionalizó la segregación racial creando el régimen del apartheid. Bajo la inspiración de Gandhi, el ANC propugnaba métodos de lucha no violentos: la Liga de la Juventud (presidida por Mandela en 1951-52) organizó campañas de desobediencia civil contra las leyes segregacionistas.

En 1952 Mandela pasó a presidir el ANC del Transvaal, al tiempo que dirigía a los voluntarios que desafiaban al régimen; se había convertido en el líder de hecho del movimiento. La represión produjo 8.000 detenciones, incluyendo la de Mandela, que fue confinado en Johannesburgo. Allí estableció el primer bufete de abogados negros de Sudáfrica.

En 1955, cumplidas sus condenas, reapareció en público, promoviendo la aprobación de una Carta de la Libertad, en la que se plasmaba la aspiración de un Estado multirracial, igualitario y democrático, una reforma agraria y una política de justicia social en el reparto de la riqueza.

El endurecimiento del régimen racista llegó a su culminación en 1956, con el plan del gobierno de crear siete reservas o bantustanes, territorios marginales supuestamente independientes, en los que confinar a la mayoría negra. El ANC respondió con manifestaciones y boicoteos, que condujeron a la detención de la mayor parte de sus dirigentes; Mandela fue acusado de alta traición, juzgado y liberado por falta de pruebas en 1961.

Durante el largo juicio tuvo lugar la matanza de Sharpeville, en la que la policía abrió fuego contra una multitud desarmada que protestaba contra las leyes racistas, matando a 69 manifestantes (1960). La matanza aconsejó al gobierno declarar el estado de emergencia, en virtud del cual arrestó a los líderes de la oposición negra: Mandela permaneció detenido varios meses sin juicio.

Aquellos hechos terminaron de convencer a los líderes del ANC de la imposibilidad de seguir luchando por métodos no violentos, que no debilitaban al régimen y que provocaban una represión igualmente sangrienta. En 1961 Mandela fue elegido secretario honorario del Congreso de Acción Nacional de Toda África, un nuevo movimiento clandestino que adoptó el sabotaje como medio de lucha contra el régimen de la recién proclamada República Sudafricana; y se encargó de dirigir el brazo armado del ANC (la Lanza de la Nación). Su estrategia se centró en atacar instalaciones de importancia económica o de valor simbólico, excluyendo atentar contra vidas humanas.

En 1962 viajó por diversos países africanos recaudando fondos, recibiendo instrucción militar y haciendo propaganda de la causa sudafricana. A su regreso fue detenido y condenado a cinco años de cárcel. Un juicio posterior contra los dirigentes de la Lanza de la Nación le condenó a cadena perpetua en 1964. Ese mismo año fue nombrado presidente del ANC.

Prisionero durante 27 años en penosas condiciones, el gobierno de Sudáfrica rechazó todas las peticiones de que fuera puesto en libertad. Nelson Mandela se convirtió en un símbolo de la lucha contra el apartheid dentro y fuera del país, una figura legendaria que representaba la falta de libertad de todos los negros sudafricanos.

En 1984 el gobierno intentó acabar con tan incómodo mito, ofreciéndole la libertad si aceptaba establecerse en uno de los bantustanes a los que el régimen había concedido una ficción de independencia; Mandela rechazó el ofrecimiento. Durante aquellos años, su esposa Winnie simbolizó la continuidad de la lucha, alcanzando importantes posiciones en el ANC. El ferviente activismo de Winnie no estuvo exento de escándalos; años después, ya en los 90, se vería envuelta en un polémico juicio en el que fue acusada de asesinato, si bien salió absuelta.

Finalmente, Frederik De Klerk, presidente de la República por el Partido Nacional, hubo de ceder ante la evidencia y abrir el camino para desmontar la segregación racial, liberando a Mandela en 1990 y convirtiéndole en su principal interlocutor para negociar el proceso de democratización. Mandela y De Klerk compartieron el Premio Nobel de la Paz en 1993.

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Mandela y Frederik De Klerk en la entrega del Nobel

Las elecciones de 1994 convirtieron a Mandela en el primer presidente negro de Sudáfrica; desde ese cargo puso en marcha una política de reconciliación nacional, manteniendo a De Klerk como vicepresidente y tratando de atraer hacia la participación democrática al díscolo partido Inkhata de mayoría zulú. Una película del cineasta estadounidense Clint Eastwood, Invictus (2009), reflejaría con bastante fidelidad el Mandela de esos años; su apoyo a una selección nacional formada por blancos durante la Copa Mundial de Rugby de 1995, celebrada en Sudáfrica, muestra su empeño en integrar la minoría blanca y la mayoría negra sirviéndose de aquel acontecimiento deportivo y su firme voluntad de construir una nación para todos los sudafricanos, sin distinción de raza.

Mandela impulsó asimismo la redacción de una nueva constitución para el país, que fue finalmente aprobada por el parlamento en 1996. Un año después cedió la dirección del ANC a Thabo Mbeki, destinado a convertirse en su sucesor en la presidencia. En 1998, dos años después de haberse divorciado de Winnie, contrajo matrimonio con Graça Machel.

Junto con el arzobispo Desmond Tutu, que presidía la Comisión de la Verdad y la Reconciliación, Nelson Mandela presentó en junio de 1998 el informe con las conclusiones de la Comisión. La talla del dirigente africano quedó patente una vez más cuando, frente al parecer del ANC, avaló las conclusiones del informe, que señalaban no solamente los abusos y crímenes del régimen segregacionista, sino también los cometidos por los diversos grupos de los movimientos de liberación, incluido el Congreso Nacional Africano. Tres meses antes de finalizar su mandato, Mandela anunció que no pensaba presentarse a la reelección. Le sucedió en la presidencia Thabo Mbeki, vencedor en las elecciones de junio de 1999.

Apartado de la vida política desde ese año, recibió múltiples reconocimientos, si bien sus problemas de salud hicieron cada vez más esporádicas sus apariciones públicas. Pese a su retirada, el fervor que Mandela despierta en sus compatriotas siguió vivo: en 2010 estuvo presente en las ceremonias del Mundial de Fútbol de Sudáfrica, y recibió el caluroso apoyo de la multitud; en julio de 2013, estando el líder gravemente enfermo, la población sudafricana se lanzó a las calles para celebrar su 95º aniversario. Elevado a la categoría de uno de los personajes más carismáticos e influyentes del siglo XX, su figura entrará en la historia como encarnación de la lucha por la libertad y la justicia y como símbolo de toda una nación.

Diciembre 2013

Se cierra otro año más, otro ciclo que se cumple, año que nos deja enseñanzas, experiencias, alegrías, recuerdos, nostalgias…
Este año también nos ofreció la oportunidad de mejorar salvando obstáculos y logrando objetivos.
Nos regalo la gran oportunidad de tener aún más por aprender, nos abrió mas caminos que recorrer, mas experiencias por saborear, objetivos claros y precisos para cumplir en el 2014 y recomenzar con nuevos bríos el próximo ciclo.

No queremos dejar pasar más tiempo para agradecer a Dios primeramente y después a todos ustedes, nuestros visitantes, amigos, clientes o a los que simplemente por curiosidad se acercaron a esta página, que representa el esfuerzo, entusiasmo y transparencia con la que estamos trabajando para lograr mejorar día con día,
a ustedes GRACIAS con letras mayúsculas, por brindarnos su amistad, sus comentarios, sus buenos deseos y por darnos la oportunidad y la razón para continuar.

Todo el equipo de Eskartón queremos desearles una navidad llena de amor, armonía y mucha paz para ustedes y para sus seres queridos.
Y por supuesto nuestros mejores deseos para el 2014 que sea un año lleno de oportunidades, logros y éxitos donde se cumplan todos sus objetivos.

Diciembre
Diciembre es el duodécimo y último mes del año en el calendario gregoriano y tiene 31 días. Su nombre deriva de haber sido el décimo mes del calendario romano.

De acuerdo con una tradición, la piedra de diciembre es la turquesa y su flor, la poinsetia.

Acontecimientos en diciembre
En diciembre, finaliza el año escolar en casi todos los países de América. Con esto se da comienzo a las vacaciones de verano
El 1 de diciembre es el Día Mundial de la Lucha contra el Sida.
El 2 de diciembre es el Día Internacional para la Abolición de la Esclavitud
El 3 de diciembre se celebra el Día Internacional del Médico.
El 8 de diciembre los católicos del mundo celebran la fiesta de la Inmaculada Concepción de la Virgen María.
El 8 de diciembre, en Panamá se celebra el Día de las Madres, en honor a la Inmaculada Concepción.
El 10 de diciembre de 1948 se conmemora la Declaración Universal de los Derechos Humanos.
El 18 de diciembre es el Día Internacional del Migrante
El 21 de diciembre es, en el hemisferio norte, el solsticio de invierno; y en el hemisferio sur, el solsticio de verano.
El 25 de diciembre los cristianos (salvo los ortodoxos, que lo hacen el 6 de enero) celebran la Natividad del Señor.
El 28 de diciembre es el Día de los Santos Inocentes.
El 31 de diciembre se celebra la Nochevieja y es el último día del año en el calendario gregoriano.