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Emprendedor brillante

La genialidad de Jobs no se pone en duda, mundialmente conocido por ser una de las mentes más astutas del último tiempo, nos dejó enseñanzas que simplemente no se pueden desperdiciar. Por eso en el siguiente artículo de Peter Cohan para Business Insider, él te explica cuáles son las lecciones más importantes de este gran personaje:

En junio del 2007, cuando el primer iPhone de Apple fue vendido, los teléfonos móviles ya eran un mercado grande. Para el año 2009, Apple terminó con 30% de él.

¿Cómo Jobs convenció a AT&T de hacer un innovador acuerdo con Apple a cambio del derecho exclusivo de entregar el servicio en Estados Unidos? Cuando trabajaba en la compañía consultora de telecomunicaciones Advenis, Raj Aggarwal se reunió con Jobs 2 veces por semana por varios meses.

En una entrevista conmigo en agosto, Aggarwal explicó cómo Jobs persuadió a AT&T de proveer un servicio para el iPhone con un acuerdo de reparto de ingresos sin precedentes. De acuerdo al caso de negocios de Harvard, “Apple Inc. en 2010 AT&T”, el operador accedió a que Apple recibiera $10 dólares mensuales por cada factura de cliente iPhone, lo que le dio a la compañía un control sobre la distribución, los precios y la marca.

Aggarwal, cuya compañía consultora Adventis trabajó con Jobs “a principios del año 2005”, dijo que él fue capaz de lograr el acuerdo gracias a su compromiso con los detalles del iPhone, sus esfuerzos por construir relaciones con portadores, su disposición a hacer demandas que otros hubiesen percibido como escandalosas, y su valentía y determinación al atreverse apostar mayores recursos en esa visión.

¿Cómo puedes aplicar las estrategias de Jobs en tu emprendimiento?

1. EXCAVA EN LOS DETALLES CLAVE

Un gran emprendedor debe balancear la necesidad de sumergirse en todos los detalles para asegurarse de que la puesta en marcha funcione a la perfección con la necesidad de delegar trabajo a las personas que contrata. Pero hay momentos en los que debes excavar en los detalles, especialmente cuando el futuro de tu emprendimiento depende de que estos se lleven a cabo de la forma correcta.

Aggarwal señaló que Jobs era diferente a otros directores ejecutivos que delegan la implementación de la estrategia. “Él se reunió con los directores ejecutivos de cada empresa portadora de servicios telefónicos. Quedé impresionado por su naturaleza proactiva y su deseo de dejar una marca en todo lo que la compañía estaba haciendo. Se involucró profundamente en los detalles que le importaban y los hizo posibles”, dijo Aggarwal.

2. APUESTA AUDAZMENTE EN TU VISIÓN

Si eres el tipo de emprendedor que tiene una visión sobre el futuro de tu negocio, no llegarás demasiado lejos a menos que logres convencer a otros de compartir esa visión. Si has hecho lo posible por explicársela a las personas con las que trabajas y a tus socios, pero todavía no lo entienden, puede que requiera un paso más audaz para convencerlos de lo importante que es para el futuro del emprendimiento.

Aggarwal estaba impresionado por la forma en que Jobs estaba dispuesto a tomar riesgos para realizar su visión. “En una reunión en la sala de conferencias, él estaba molesto con el hecho de que AT&T estuviera pasando demasiado tiempo preocupándose sobre lo que podría salir mal, así que dijo: ‘¿Saben lo que debiésemos hacer para que paren de quejarse? Escribir un cheque a AT&T por mil millones de dólares, por lo tanto, ellos pueden quedárselos si el acuerdo no funciona. Démosles el dinero (Apple tenía US$ 5 mil millones en efectivo en ese momento) y callémoslos de una maldita vez’”, relató Aggarwal.

Si bien al final Jobs no le ofreció el dinero a la compañía, su disposición a hacerlo dejó una impresión en Aggarwal.

3. HAZ DEMANDAS ESCANDALOSAS Y LUCHA POR ELLAS

Si tienes una reputación de transformar industrias, puedes conseguir hacer audaces demandas y lograr que las personas las cumplan. Esto puede ayudar a explicar por qué Steve Jobs fue capaz de obtener tanto del acuerdo con AT&T.

Por otro lado, más que ser un resultado de su éxito, puede que fueran las escandalosas demandas de Jobs y su disposición a luchar por ellas lo que causó su éxito.

Aggarwal encontró que Jobs era una persona única en sus llamativos requisitos. Como él explicó: “Jobs dijo que ‘un plan de US$ 50 al mes con llamadas, datos y mensajes de texto ilimitados era nuestra misión. Debiésemos pedir y perseguir algo irracional que nadie ha estado dispuesto a aceptar’. Él hacía estas escandalosas demandas y luchaba por ellas, logrando mucho más de lo que lo hubiese hecho de otra forma“.

Visto en Business Insider.

110% ¿?

Encontré este articulo por ahí, llamó mi atención y una duda surgió en mi

Será posible dar el 110%? cuando solo somos el total de lo que somos… un 100% de algo o de nada?

«Las horas del día definitivamente no te alcanzan y estás pensando levantarte más temprano para ser más productivo, te dejamos el relato de Filipe Castro que decidió despertarse a las 4:30 AM durante 21 días seguidos:

Cuál es el objetivo final de todo esto? Tiene que ver con la productividad y aprovechar al máximo mis días.

A continuación les dejo 12 cosas que aprendí.
. Si quieres cambiar algo de tu vida, es mejor tener apoyo en el camino
Te mantendrá en un rumbo y no te rendirás. Decidí compartir mi experiencia a través de Facebook con mis amigos. Sabía que los necesitaría, porque si nadie estaba al tanto nadie se daría cuenta en caso de que yo fallara.

Cuando compartes tu camino, aunque no entiendan tu posición, la gente pregunta cómo va todo. Y en mi cabeza, no podía rendirme ni mostrar debilidad. Sabía que nadie se iba a desilusionar si no lograba algo tan pequeño, pero si al final inspiraba aunque sea a una persona, no podría rendirme sólo por él.

2. A la gente le gusta ver cosas inusuales
¡Mis publicaciones tenían muchos comentarios! La gente se preocupaba por mí y me preguntaba cosas. Además, decían que sería imposible si se tratara de ellos. Tuve conversaciones muy buenas y profundas a través Facebook. Pensé muchas cosas y por eso hoy escribo éste artículo.

3. La gente no se levanta temprano porque piensan que van a dormir menos
Al principio la gente estaba muy preocupada por mí. Muchas veces tuve que responder la cantidad de horas que dormía. Pero tenía todo planeado, durante esas madrugadas iba a la cama a las 9:30 PM para tener las mismas 6 ó 7 horas de sueño. Lo cierto es que muchos de los que me preguntaron dormían incluso menos que yo.

4. Elimina los obstáculos del camino
La gente dice que hacer algo como esto es imposible para ellos. Si bien hay ciertas situaciones que lo hacen muy difícil, creo que la gente no quiere dar su 110% para mejorar sus vidas. Sí, hay ciertas condiciones que me ayudaron a lograr esto: estoy soltero y tengo control sobre mi rutina diaria, pero porque yo elegí eso. Por eso comencé este desafío en un momento sin complicaciones.

Deshacerse de tus obstáculos te facilita alcanzar tu meta final. En mi caso necesitaba ciertas cosas como independencia, ir a dormir a cualquier hora sin ser interrumpido y trabajar en cualquier parte.

Usualmente trabajo en emprendimientos, lo que significa que tengo mucha flexibilidad en mis horarios y puedo empezar a las 4:30 de la mañana si quiero. Además, puedo volver a mi casa en cualquier momento y nadie depende de mí, así como yo no dependo de nadie.

5. Tu condición física ayuda mucho
Soy una persona muy afortunada. Me quedo dormido en menos de 5 minutos y rara vez me despierto durante la noche. Además, puedo hacerlo en cualquier parte y cuando suena el despertador me levanto rápidamente.

Esto es consecuencia de mi estilo de vida, porque me alimento bien, practico deporte diariamente y no tengo preocupaciones mayores en mi vida. Pero aún así, creo que cualquier persona podría mejorar sus hábitos de sueño. Se trata de cambiar los pequeños detalles y luego de algunas semanas o meses, sentirás el impacto de todos esos cambios.

6. Olvídate de los “5 minutos más”
Afortunadamente, nunca me quedo de más en la cama y #21Madrugadas me ayudó a darme cuenta de lo inútil que eso sería. A la gente no le ayuda quedarse esos minutos extra dormitando, después de que sonó su despertador. Si quieres levantarte a una hora, hazlo ¡No lo retrases!

7. Me gusta dormir, pero mi cuerpo sólo necesita 6 ó 7 horas
No siento placer estando en la cama, prefiero salir y hacer las cosas interesantes que este mundo ofrece. Porque cuando muera, tendré mucho tiempo para descansar.

8. Más horas de trabajo
Gracias a despertarme a las 4:30 AM gané 2 horas de trabajo por día ¿Cómo? Soy una persona matutina, así que pasadas las 6 de la tarde no hago nada útil. Entonces quité ese tiempo poco productivo de mi noche y lo gané para cuando estoy más productivo. Una mente descansada cuando todo está en completo silencio, es muy poderosa.

9. Evito los mensajes
Usualmente, en estas 2 horas extra aprovecho de responder todos mis mensajes y correos, además planeo el resto de mi día. Tener la bandeja de entrada vacía a las 6:30 es genial, porque en ese momento del día no tienes respuestas instantáneas de nadie.

10. Más tiempo en el gimnasio
Antes de #21Madrugadas ya iba al gimnasio, pero desde que empecé a despertarme a las 4:30 voy más veces por semana. Antes pensaba que 3 veces por semana estaba bien, pero ahora no puedo vivir sin ir al menos 4 ó 5 veces.

11. Una nueva visión del mundo
Despertarme tan temprano me permitió ver detalles que antes no había visto. Salir a trotar al amanecer o explorar diferentes lugares de la ciudad a horas inesperadas me permitió ver cosas que en un “horario normal” sería imposible.

12. Necesitas la voluntad para lograrlo
Si tú no la tienes nadie la tendrá por ti y es muy probable que te rindas. Pero si la trabajas ¡Nadie te podrá detener!»

Y tu que opinas? Se podrá dar el 110%?

exito

Ref. Acción Preferente

Autenticidad

VALORES QUE NO HAY QUE OLVIDAR VII

Las experiencias, el conocimiento y la lucha por concretar propósitos de mejora, hacen que con el tiempo se vaya conformando una personalidad propia.
Toda obra original es valiosa, sobre todo si pensamos en algunas esculturas y pinturas, cualquier copia tendrá algunos rasgos que la hacen diferente e imperfecta de acuerdo al original. Por el hecho de existir y poseer unas características y cualidades propias, todos somos «originales», pero no quiere decir que somos personas «de una pieza», íntegros, es decir, auténticos.

El valor de la autenticidad le da a la persona autoridad sobre sí mismo ante sus gustos y caprichos, iniciativa para proponerse y alcanzar metas altas, carácter estable y sinceridad a toda prueba, lo que le hace tener una coherencia de vida.

El deseo de superación siempre será bien visto, pero con relativa frecuencia perdemos tiempo en querer ser precisamente lo que no somos: porque en ocasiones gastamos más de lo que tenemos para dar la apariencia de un muy buen trabajo o una mejor posición económica, no se diga en el modo de comportarse o de vestir según el círculo social al que queremos pertenecer; copiar el estilo de hablar elocuente o gracioso que utiliza otra persona, o la tendencia a participar activamente en conversaciones como conocedor y erudito, sin tener el mínimo conocimiento. En resumidas cuentas, esta manera de ser se debe a la falta de aceptación de sí mismo.

En ocasiones la auto-aceptación se hace más difícil por lamentarnos de lo que no tenemos. En distintos momentos y circunstancias personas han dicho: «si hubiera nacido en una familia con mejor posición económica, otra cosa hubiera sido»; «si yo tuviera las cualidades que (aquel) tiene…»; «si hubiera tenido la posibilidad de una mejor educación…»; «si se me hubiera presentado esa oportunidad…» ¿No es también una pérdida de tiempo de la que hablamos al principio?

Pensar y analizar lo que somos, nos lleva a encontrar pequeñas -e incluso grandes- incongruencias en nuestra persona: si nos dejamos llevar por la opinión general de las personas que frecuentamos, es posible entrever una conducta mecánica, y tal vez contraria a nuestros valores. ¿Cuántas veces callamos nuestro punto de vista por temor a quedar mal y ser relegado? Se ha visto a personas entrar casi «de incógnitos» a la iglesia, por temor a verse sorprendido por alguno de sus conocidos que pase en ese momento por ahí. Una persona congruente reacciona, opina y actúa siempre de acuerdo a sus convicciones y su formación.

Reflexionar sobre lo que queremos ser, debe ir acompañado de propósitos con metas alcanzables. ¿Qué hace la persona que es excelente conversador?, se da tiempo para leer, para informarse, para aprender a contar anécdotas. ¿Cómo es que aquel compañero de trabajo es tan eficiente?, estudió, profundizó y aprendió aquellos temas que eran de su particular interés, además de una autodisciplina que lo hace realizar las cosas con orden. ¿Por qué un amigo es capaz de interpretar cualquier melodía que le piden en una reunión? Seguramente aprendió música y dedica tiempo suficiente para practicar. Toda persona que posee una serie de características distintivas, ha puesto empeño y esfuerzo en lograr «lo que quiere ser».

Para ser auténticos hace falta algo más que copiar partes de un modelo, como si quisiéramos adueñarnos de una personalidad que no nos pertenece, o peor aún, pasar la vida esperando «la gran oportunidad» para demostrar lo que somos y lo que podemos lograr. Las experiencias, el conocimiento y la lucha por concretar propósitos de mejora, hacen que con el tiempo se vaya conformando una personalidad propia.

original

¿Qué hacer entonces para ser auténticos?

– Evitar la mentira y la personalidad múltiple. Ser el mismo siempre, independientemente de las circunstancias.
– Luchar contra la vanidad. Que nos lleva a elevarnos por encima de lo que somos para cubrir nuestras flaquezas o exaltar nuestras cualidades. Vivir de acuerdo a nuestra posibilidades, evitando lujos fuera de nuestro alcance.
– Prepararnos para adquirir aquellas destrezas o habilidades que nos hacen falta para el trabajo o para sacar adelante a la familia.
– Cooperación y comprensión para evitar el deseo de dominio sobre los demás, respetando sus derechos y opiniones.
– Ser fieles a las promesas que hemos hecho, de esta manera, somos fieles con nosotros mismos.
– Cumplir responsablemente con las obligaciones que hemos adquirido en la familia o el trabajo.
– Hacer a un lado simpatías e intereses propios, para poder juzgar y obrar justamente.
– Esforzarnos por vivir las leyes, normas y costumbres de nuestra sociedad.
– No tener miedo a que «me vean como soy». De cualquier manera, mientras no hagamos algo para cambiar, no podemos ser otra cosa.

La autenticidad da a la persona una natural confianza, pues con el paso del tiempo ha sabido cumplir con los deberes que le son propios en el estudio, la familia y el trabajo, procurando perfeccionar el ejercicio de estas labores superando la apatía y la superficialidad, sin quejas ni lamentaciones. Por la integridad que da el cultivo de este valor, nos convertimos en personas dignas de confianza y honorables, poniendo nuestras cualidades y aptitudes al servicio de los demás, pues nuestras miras van más allá de nuestra persona e intereses.

Responsabilidad

VALORES QUE NO HAY QUE OLVIDAR VI Responsabilidad

Todos comprendemos la irresponsabilidad cuando alguien no cumple lo que promete ¿Pero sabemos nosotros vivirla?
La responsabilidad (o la irresponsabilidad) es fácil de detectar en la vida diaria, especialmente en su faceta negativa: la vemos en el plomero que no hizo correctamente su trabajo, en el carpintero que no llegó a pintar las puertas en el día que se había comprometido, en el joven que tiene bajas calificaciones, en el arquitecto que no ha cumplido con el plan de construcción para un nuevo proyecto, y en casos más graves en un funcionario público que no ha hecho lo que prometió o que utiliza los recursos públicos para sus propios intereses.

Sin embargo plantearse qué es la responsabilidad no es algo tan sencillo. Un elemento indispensable dentro de la responsabilidad es el cumplir un deber. La responsabilidad es una obligación, ya sea moral o incluso legal de cumplir con lo que se ha comprometido.

La responsabilidad tiene un efecto directo en otro concepto fundamental: la confianza. Confiamos en aquellas personas que son responsables. Ponemos nuestra fe y lealtad en aquellos que de manera estable cumplen lo que han prometido.

La responsabilidad es un signo de madurez, pues el cumplir una obligación de cualquier tipo no es generalmente algo agradable, pues implica esfuerzo. En el caso del plomero, tiene que tomarse la molestia de hacer bien su trabajo. El carpintero tiene que dejar de hacer aquella ocupación o gusto para ir a la casa de alguien a terminar un encargo laboral. La responsabilidad puede parecer una carga, y el no cumplir con lo prometido origina consecuencias.

¿Por qué es un valor la responsabilidad? Porque gracias a ella, podemos convivir pacíficamente en sociedad, ya sea en el plano familiar, amistoso, profesional o personal.

Cuando alguien cae en la irresponsabilidad, fácilmente podemos dejar de confiar en la persona. En el plano personal, aquel marido que durante una convención decide pasarse un rato con una mujer que recién conoció y la esposa se entera, la confianza quedará deshecha, porque el esposo no tuvo la capacidad de cumplir su promesa de fidelidad. Y es que es fácil caer en la tentación del capricho y del bienestar inmediato. El esposo puede preferir el gozo inmediato de una conquista, y olvidarse de que a largo plazo, su matrimonio es más importante.

El origen de la irresponsabilidad se da en la falta de prioridades correctamente ordenadas. Por ejemplo, el carpintero no fue a pintar la puerta porque llegó su “compadre” y decidieron tomarse unas cervezas en lugar de ir a cumplir el compromiso de pintar una puerta. El carpintero tiene mal ordenadas sus prioridades, pues tomarse una cerveza es algo sin importancia que bien puede esperar, pero este hombre (y tal vez su familia), depende de su trabajo.

La responsabilidad debe ser algo estable. Todos podemos tolerar la irresponsabilidad de alguien ocasionalmente. Todos podemos caer fácilmente alguna vez en la irresponsabilidad. Empero, no todos toleraremos la irresponsabilidad de alguien durante mucho tiempo. La confianza en una persona en cualquier tipo de relación (laboral, familiar o amistosa) es fundamental, pues es una correspondencia de deberes. Es decir, yo cumplo porque la otra persona cumple.

El costo de la irresponsabilidad es muy alto. Para el carpintero significa perder el trabajo, para el marido que quiso pasarse un buen rato puede ser la separación definitiva de su esposa, para el gobernante que usó mal los recursos públicos puede ser la cárcel.

La responsabilidad es un valor, porque gracias a ella podemos convivir en sociedad de una manera pacífica y equitativa. La responsabilidad en su nivel más elemental es cumplir con lo que se ha comprometido, o la ley hará que se cumpla. Pero hay una responsabilidad mucho más sutil (y difícil de vivir), que es la del plano moral.

Si le prestamos a un amigo un libro y no lo devuelve, o si una persona nos deja plantada esperándole, entonces perdemos la fe y la confianza en ella. La pérdida de la confianza termina con las relaciones de cualquier tipo: el chico que a pesar de sus múltiples promesas sigue obteniendo malas notas en la escuela, el marido que ha prometido no volver a emborracharse, el novio que sigue coqueteando con otras chicas o el amigo que suele dejarnos plantados. Todas esta conductas terminarán, tarde o temprano y dependiendo de nuestra propia tolerancia hacia la irresponsabilidad, con la relación.

Ser responsable es asumir las consecuencias de nuestra acciones y decisiones. Ser responsable también es tratar de que todos nuestros actos sean realizados de acuerdo con una noción de justicia y de cumplimiento del deber en todos los sentidos.

Los valores son los cimientos de nuestra convivencia social y personal. La responsabilidad es un valor, porque de ella depende la estabilidad de nuestras relaciones. La responsabilidad vale, porque es difícil de alcanzar.

¿Qué podemos hacer para mejorar nuestra responsabilidad?

El primer paso es percatarnos de que todo cuanto hagamos, todo compromiso, tiene una consecuencia que depende de nosotros mismos. Nosotros somos quienes decidimos.

El segundo paso es lograr de manera estable, habitual, que nuestros actos correspondan a nuestras promesas. Si prometemos “hacer lo correcto” y no lo hacemos, entonces no hay responsabilidad.

El tercer paso es educar a quienes están a nuestro alrrededor para que sean responsables. La actitud más sencilla es dejar pasar las cosas: olvidarse del carpintero y conseguir otro, hacer yo mismo el trabajo de plomería, despedir al empleado, romper la relación afectiva. Pero este camino fácil tiene su propio nivel de responsabilidad, porque entonces nosotros mismos estamos siendo irresponsables al tomar el camino más ligero. ¿Qué bien le hemos hecho al carpintero al despedirlo? ¿Realmente romper con la relación era la mejor solución? Incluso podría parecer que es “lo justo” y que estamos haciendo “lo correcto”. Sin embargo, hacer eso es caer en la irresponsabilidad de no cumplir nuestro deber y ser iguales al carpintero, al gobernante que hizo mal las cosas o al marido infiel. ¿Y cual es ese deber? La responsabilidad de corregir.

El camino más difícil, pero que a la larga es el mejor, es el educar al irresponsable. ¿No vino el carpintero? Entonces, a ir por él y hacer lo que sea necesario para asegurarnos de que cumplirá el trabajo. ¿Y el plomero? Hacer que repare sin costo el desperfecto que no arregló desde la primera vez. ¿Y con la pareja infiel? Hacerle ver la importancia de lo que ha hecho, y todo lo que depende de la relación. ¿Y con el gobernante que no hizo lo que debía? Utilizar los medios de protesta que confiera la ley para que esa persona responda por sus actos.

Vivir la responsabilidad no es algo cómodo, como tampoco lo es el corregir a un irresponsable. Sin embargo, nuestro deber es asegurarnos de que todos podemos convivir armónicamente y hacer lo que esté a nuestro alcance para lograrlo.

¿Qué no es fácil? Si todos hiciéramos un pequeño esfuerzo en vivir y corregir la responsabilidad, nuestra sociedad, nuestros países y nuestro mundo serían diferentes.

Sí, es difícil, pero vale la pena.

Lealtad

Valores que no hay que olvidar V

Conoce este valor sin el cual nos quedamos solos y que debemos vivir nosotros antes que nadie.
Probablemente nadie entienda mejor la lealtad que aquel a quien le han traicionado alguna vez.

Todos esperamos la lealtad de los demás. A nadie le gusta ser traicionado, o saber que un amigo habló mal de nosotros. Por supuesto que nos parece terrible cuando, tras muchos años de trabajar en un empresa, somos despedidos sin pensar en todos los años que le invertimos. Detectar la lealtad (o deselaltad) en los demás es fácil, pero ¿Cómo estoy viviendo yo la lealtad? ¿Realmente sé qué es? ¿Qué esperan los demás de mí?

La lealtad es un corresponder, una obligación que se tiene al haber obtenido algo provechoso. Es un compromiso a defender lo que creemos y en quien creemos. Por eso el concepto de la lealtad se da en temas como la Patria, el trabajo, la familia o la amistad. Cuando algo o alguien nos ha dado algo bueno, le debemos mucho más que agradecimiento.

La lealtad es un valor, pues quien es traidor se queda solo. Debemos ser leales con aquello que nos ha ayudado: un amigo que nos defendió, un país que nos acoge como patria, una empresa que nos da trabajo. La lealtad es defender a quien nos ha ayudado, «sacar la cara».

Cuando somos leales, logramos llevar la amistad y cualquier otra relación a su etapa más profunda. Todos podemos tener un amigo superficial, o trabajar en un sitio simplemente porque nos pagan. Sin embargo la lealtad implica un compromiso que va más hondo: es el estar con un amigo en las buenas y en las malas, es el trabajar no solo porque nos pagan, sino porque tenemos un compromiso más profunda con la empresa en donde trabajamos, y con la sociedad misma.

La lealtad es una llave que nos permite tener auténtico éxito cuando nos relacionamos. La lealtad es un valor que no es fácil de encontrar. Es, por supuesto, más común aquella persona que al saber que puede obtener algo de nosotros se nos acerque y cuando dejamos de serle útil nos abandona sin más. Es frecuente saber que alguien frecuenta un grupo contrario porque le da más beneficios. Y lo que acaba ocurriendo es que nadie confía en ese tipo de personas.

Podemos ver como actitudes desleales:
– Las críticas que se hacen de las personas, haciendo hincapié en sus defectos, lo limitado de sus cualidades o lo mal que hacen su trabajo.
– Hablar mal de nuestros jefes, maestros o de las instituciones que representan.
– Divulgar las confidencias que se nos han hecho.
– Quejarnos del modo de ser de alguien y no ayudarlo para que se supere.
– Dejar una amistad por razones injustificadas y de poca trascendencia, como el modo de hablar, vestir o conducirse en público.
– El poco esfuerzo que se pone al hacer un trabajo o terminarlo.
– Cobrar más del precio pactado

Como vemos, la Lealtad se relaciona estrechamente con otro Valores como la Amistad, el Respeto, la Responsabilidad y la Honestidad entre otras.

No basta contradecir las actitudes desleales para ser Leal, es necesario detenernos a considerar algunos puntos:

lealtad

– En toda relación se adquiere un deber respecto a las personas. Como la confianza y el respeto que debe haber entre padres e hijos, la empresa con los empleados, entre los amigos, los alumnos hacia su escuela…

– Es necesario reconocer los valores que representan las instituciones o aquellos que promueven las personas con sus ideas y actitudes. Nunca será buena idea que una persona que se preocupa por vivir los valores, trabaje en un lugar donde se hacen fraudes o impera la corrupción.

– Se deben buscar y conocer los valores permanentes para cualquier situación, de otra forma se es «leal» mientras se comparten las mismas ideas. La persona que convive en un ambiente de diversión malsana y excesos, pronto se alejará y comenzará a hablar mal de aquellos que dejaron de participar de sus actividades.

– La Lealtad no es consecuencia de un sentimiento afectivo, es el resultado de una deliberación mental para elegir lo que es correcto. El mentir para encubrir las faltas de un amigo (en la casa, el trabajo o la escuela) no nos hace leales, sino cómplices.

– Si se coloca como valor fundamental el alcance de objetivos, se pierde el sentido de cooperación. La persona que participa de una actividad sólo por el éxito que se tiene, fácilmente abandona la empresa porque las cosas no salen bien o simplemente deja de obtener los beneficios a que estaba acostumbrado.

– Lo importante es vivir los valores por lo que representan, no por las personas que en algún momento dictan una norma. Todo trabajo se debe hacer bien, no por «quedar bien» con el jefe.

Con todo lo anterior veremos que aún sin darnos cuenta, las relaciones que hemos sabido mantener se deben en gran medida a la vivencia del valor de la Lealtad. No basta conocer los valores, es necesario darlos a conocer y reforzarlos para lograr un cambio de actitud, al hacerlo, logramos madurar la amistad y fortalecer el afecto.

Ecología

VALORES QUE NO HAY QUE OLVIDAR IV

ECOLOGIA
El valor que encuentra en la protección del medio ambiente una forma de servir a los demás.

Es el valor que nos hace considerar y actuar en favor de la protección del medio ambiente, los recursos naturales y toda forma de vida, incluyendo la propia.

Pensar en la naturaleza y la cultura ecológica tan de moda en estos tiempos, nos ubica en una situación un tanto incierta. Por una parte, vienen a nuestra mente los grupos “verdes” con iniciativas de todo tipo: la protección de las especies, el medio ambiente y los recursos naturales, donde son muchos los que participan y se comprometen, pero adquieren un matiz de exageración a los ojos de los demás: para la inmensa mayoría de las personas, luchar por la protección de las ballenas tiene poco sentido, sobre todo si en el lugar donde vive se encuentra alejado del mar.

Al mismo tiempo surge la pregunta: ¿Qué tengo que ver yo con la ecología? Pese a las campañas y la abundancia de carteles, ese sentido de la distancia y no pertenencia a un medio ambiente determinado, nos hace seguir inmersos en nuestras ocupaciones, sin darnos el tiempo necesario para pensar seriamente en la importancia de vivir este valor tan necesario en nuestros días.

Para despertar en nosotros una conciencia ecológica, hace falta reflexionar profundamente sobre el sentido que tiene toda forma de vida para nosotros, y en primer instancia, la nuestra.

Los cuidados que requiere nuestra persona son bastante conocidos: adecuada alimentación, el debido descanso, hacer un poco de ejercicio, prevenir las enfermedades y tratarlas oportunamente, trasnochar lo menos posible, alejarse de los vicios, trabajar con orden, etc., sin embargo, el descuido voluntario de estos y otros aspectos igualmente importantes, necesariamente afecta nuestra salud, por eso, es imposible pensar en preocuparse de lo que ocurre en el exterior, cuando somos incapaces de cuidarnos a nosotros mismos.

Si además del descuido personal, agregamos una falta de voluntad para realizar acciones concretas, podemos formarnos una idea más clara de nuestra conducta. Por ejemplo, no es raro que el “clasificar la basura” nos provoque cierta pereza, sobre todo si ya existe quien lo haga. Recoger envolturas, papeles y residuos de comida para depositarlos en su lugar o limpiar líquidos derramados, deberían ser actitudes que reflejen nuestros hábitos y costumbres .

Ahora podemos darnos cuenta, que el cuidado de nuestra persona y mejorar cualitativamente nuestros hábitos, nos llevará a conservar nuestro entorno inmediato en óptimas condiciones, y de esta manera, comprender en toda su extensión las grandes y pequeñas iniciativas ecológicas.

Para muchos, es inexplicable la preocupación de algunas personas por su medio geográfico, calificando de exagerado el reporte del noticiero sobre la gravedad de un incendio, un derrame de petróleo en el mar o la contaminación de un río, pero es difícil juzgar y comprender esta situación si vivimos en otro espacio. Para quienes su vida se desarrolla y depende del mar, el bosque, el río o el campo, constituye un centro vital para su existencia, por eso lo considera como propio y parte de su responsabilidad.

Tal vez esa es la clave y fundamento de este valor: considerar como propio todo lo que nos rodea. Así como tenemos especial cuidado por conservar nuestro hogar limpio, de igual manera deberíamos hacerlo en la calle, la oficina, los lugares de esparcimiento… tomando las precauciones y medidas necesarias para cada caso, en vez de quejarnos del deficiente servicio público de limpieza o la falta de conciencia de los conciudadanos. Una vez más, nuestro ejemplo constituye el punto fundamental para la transmisión de los valores.

¿Cuál es el resultado de la conciencia de este valor? Primeramente la solidaridad que debemos a nuestros semejantes, tal vez no está en nuestras posibilidad acudir al sitio de una catástrofe, pero si podemos contribuir en la protección de nuestra comunidad; paralelamente surge el respeto por las personas y la naturaleza, que son inseparables y dependientes entre sí. Dicho de otra forma, representa el compromiso personal por servir a los demás, procurando espacios limpios que faciliten un modo de vida digno para todos.

Para vivir este valor desde tu situación personal y de acuerdo a tus posibilidades, puedes comenzar por:

– Cuida tu salud prudentemente y sin caer en exageraciones. Tan delicada es una dieta rigurosa, como el exceso en la comida, por ejemplo.

– Refuerza tus hábitos personales de orden y limpieza, en tu hogar, oficina, lugares que frecuentas y hasta en las calles. No es lo mismo arrojar un papel y que caiga a un lado del cesto, que depositarlo dentro.

– Respeta las normas de cuidado ambiental de todo lugar (área de fumadores, depositar basura, no dar alimento a los animales del zoológico, no encender fuego, etc.).

– Acostúmbrate a reportar las deficiencias del servicio público de limpieza y las anomalías que surgen por la falta de conciencia de personas, empresas o instituciones.

– Infórmate sobre los aspectos fundamentales de la cultura ecológica, aplicando lo que haga falta en tu hogar y comunidad. Seguramente encontrarás a otras personas que apoyen tus iniciativas.

– Promueve alguna campaña ecológica sencilla en la escuela de tus hijos. Si eres estudiante, con mayor razón.

– Reflexiona en esta idea: Mi entorno va más allá de las paredes de mi casa, la escuela y la oficina.

Quien vive este valor en la medida de sus posibilidades y con acciones concretas, demuestra un serio compromiso por el bienestar de sus semejantes, con quienes se solidariza para realizar una labor más efectiva, pues su actitud no depende de la moda o el fanatismo, sino por la firme determinación de mejorar el mundo en el que vivimos.

Optimismo

Valores que no hay que olvidar III

El optimismo es el valor que nos ayuda a enfrentar las dificultades con buen ánimo y perseverancia, descubriendo lo positivo que tienen las personas y las circunstancias, confiando en nuestras capacidades y posibilidades junto con la ayuda que podemos recibir.

La principal diferencia que existe entre una actitud optimista y su contraparte –el pesimismo- radica en el enfoque con que se aprecian las cosas: empeñarnos en descubrir inconvenientes y dificultades nos provoca apatía y desánimo. El optimismo supone hacer ese mismo esfuerzo para encontrar soluciones, ventajas y posibilidades; la diferencia es mínima, pero tan significativa que nos invita a cambiar de una vez por todas nuestra actitud.

Alcanzar el éxito no siempre es la consecuencia lógica del optimismo, por mucho esfuerzo, empeño y sacrificio que pongamos, algunas veces las cosas no resultan como deseábamos. El optimismo es una actitud permanente de “recomenzar”, de volver al análisis y al estudio de las situaciones para comprender mejor la naturaleza de las fallas, errores y contratiempos, sólo así estaremos en condiciones de superarnos y de lograr nuestras metas. Si las cosas no fallaran o nunca nos equivocáramos, no haría falta ser optimistas.

Normalmente la frustración se produce por un fracaso, lo cual supone un pesimismo posterior para actuar en situaciones similares. La realidad es que la mayoría de nuestro tropiezos se dan por falta de cuidado y reflexión. ¿Para qué sirve entonces la experiencia? Para aprender, rectificar y ser más previsores en lo futuro.

El optimista sabe buscar ayuda como una alternativa para mejorar o alcanzar los objetivos que se ha propuesto, es una actitud sencilla y sensata que en nada demerita el esfuerzo personal o la iniciativa. Sería muy soberbio de nuestra parte, pensar que poseemos el conocimiento y los recursos necesarios para salir triunfantes en toda circunstancia.

Cualquiera que ha sido campeón en alguna disciplina, llegó a colocarse en la cima por su esfuerzo, perseverancia y sacrificio, pero pocas veces, o mejor dicho nunca, se hace alusión a su optimismo, a esa entrega apasionada por alcanzar su fin, conservando la confianza en sí mismo y en las personas que colaboraron para su realización. El optimismo refuerza y alienta a la perseverancia

El optimista no es ingenuo ni se deja llevar por ideas prometedoras, procura pensar y considerar detenidamente todas las posibilidades antes de tomar decisiones. Si una persona desea iniciar un negocio propio sin el capital suficiente, sin conocer a fondo el ramo o con una vaga idea de la administración requerida, por muy optimista que sea seguramente fracasará en su empeño, ya que carece de las herramientas y fundamentos esenciales para lograrlo.

En otras circunstancias nos engañamos e inventamos una falsa realidad para hacernos la vida más fácil y cómoda. Basta mencionar al estudiante que se prepara poco y mal antes de sus evaluaciones, esperando obtener la calificación mínima y necesaria para “salir del paso”, sin darse cuenta que su falso optimismo lo llevará –tarde o temprano- al fracaso.

Se podría pensar que el optimismo nada tiene que ver con el resto de las personas, sin embargo, este valor nos hace tener una mejor disposición hacia los demás: cuando conocemos a alguien esperamos una actitud positiva y abierta; en el trabajo, una personalidad emprendedora; en la escuela, profesores y alumnos dedicados. Si nuestras expectativas no se cumplen, lo mejor es pensar que las personas pueden cambiar, aprender y adaptarse con nuestra ayuda. El optimista reconoce el momento adecuado para dar aliento, para motivar, para servir.

En la amistad y en la búsqueda de pareja también es necesario ser optimista. Algunas personas se encierran en sí mismos después de los fracasos y las desilusiones, como si ya no existiera alguien más en quien confiar. El optimismo supone reconocer que cada persona tiene algo bueno, con sus cualidades y aptitudes, pero también sus defectos, los cuales debemos aceptar y buscar la manera de ayudarles a superarlos.

El paso hacia una actitud optimista requiere de una disposición más entusiasta y positiva, es tanto como darle la vuelta a una moneda y ver todo con una apariencia distinta:

– Analiza las cosas a partir de los puntos buenos y positivos, seguramente con esto se solucionarán muchos de los inconvenientes. Curiosamente, no siempre funciona igual a la inversa.

– Haz el esfuerzo por dar sugerencias y soluciones, en vez de hacer críticas o pronunciar quejas.

– Procura descubrir las cualidades y capacidades de los demás, reconociendo el esfuerzo, el interés y la dedicación. Esto es lo más justo y honesto.

– Aprende a ser sencillo y pide ayuda, generalmente otras personas encuentran la solución más rápido.

– No hagas alarde de seguridad en ti mismo tomando decisiones a la ligera, considera todo antes de actuar pues las cosas no se solucionan por sí mismas. De lo contrario es imprudencia, no optimismo.

No es más optimista el que menos ha fracasado, sino quien ha sabido encontrar en la adversidad un estímulo para superarse, fortaleciendo su voluntad y empeño; en los errores y equivocaciones una experiencia positiva de aprendizaje. Todo requiere esfuerzo y el optimismo es la alegre manifestación del mismo, de esta forma, las dificultades y contrariedades dejan de ser una carga, convirtiéndonos en personas productivas y emprendedoras.

La razón del cliente

Es clásico escuchar entre proveedores y clientes ‘el cliente siempre tiene la razón‘. Y aunque popular el dicho, siempre todos ellos esconden oscuras verdades.
Se habla en todas las áreas respecto al servicio obligatorio que el proveedor debe a su cliente y no obstante en muchas ocasiones a los empresarios solo le importe sacar el máximo beneficio, algunos compradores también tienen su lado oscuro, opacando y a veces descalificando la labor.

Y aquí con estas razones queda demostrado que el cliente no es siempre es tan bueno como parece:

1. Cuando el consumidor demanda un comportamiento no ético: Desgraciadamente la corrupción se está convirtiendo en uno de los temas más comentados del día a día. Mientras que el soborno es el precio que hay que pagar en algunos negocios de determinadas partes del mundo, es siempre un error trabajar con empresas que no actúan de manera ética. Ante esto, la única solución es negarse a trabajar con estos delincuentes.

2. Cuando el comprador pide cosas no razonables: en la batalla por buscar su propio beneficio, el cliente y el empresario acaban muchas veces mal. En estos casos tanto cliente como proveedor pierden ya que los conceptos como “ganar-ganar” o “socios comerciales” son solo palabras sin profundidad.
En este caso, la única solución es estar preparado para tener que romper el negocio si el cliente no se muestra razonable.
En el fondo todos sabemos que ese cliente no vale la pena.

3. Cuando el cliente es un intolerante: Sorprendentemente, todavía hay ejemplos de personas que no hacen negocios con mujeres o con personas de otra raza, otra muestra de que nos falla la memoria histórica.
Intolerable también resulta tratar con personas que por su jerarquía o puesto dentro de la empresa se permiten incluso maltratar a los proveedores.
Eso sí, no se le ocurra negociar con este tipo de individuos.

4. Cuando el consumidor compra por una razón errónea: A veces, los responsables compran o no compran cosas por razones personales más que por razones de negocios.
Usted proveedor lo único que debe hacer es retirarse de estas falsas “oportunidades” que además de no aportar pueden acarrear incluso pérdidas económicas importantes.

5. Cuando el comprador es abusivo: muchos proveedores han tenido que soportar la ira y los gritos acompañados de insultos algunas veces, de sus clientes, casi siempre tolerados por el pensamiento de que ellos, los clientes, siempre tienen la razón. Sin embargo, los clientes también se equivocan y por tanto, hay que dejar claro que no se tolerará ningún comportamiento poco profesional.

6. Cuando el consumidor no cumple un acuerdo: Los clientes a veces hacen promesas que no respetan, quizás algunas justificadas pero igualmente poco honradas. Quizás al primer incidente hay que dar al cliente una oportunidad, pero al segundo olvídese ya no lo haga, el cliente le pondrá como dice el popular dicho “la pata en el pescuezo”

Como quiera que sea la corrupción y el soborno viajan en dos sentidos y para que se dén se necesita de un “comprador” y por supuesto de un “vendedor” así que mejor atendamos la recomendación de Zig Ziglar y hagamos negocios productivos y exitosos para todos.

zig

El Cambio

En la actualidad en la industria es imperante ser una entidad que ofrece mantenimiento y cuidados a la misma, es menester asegurar la calidad de nuestros productos así como cumplir las expectativas en el servicio para nuestros clientes.

En Especialidades en Kartón estamos encaminados a su fortalecimiento y evolución. Sin miedo al crecimiento, basados en la mejora continua y con excelente actitud y compromiso, hoy por hoy trabajamos en todas las áreas para asegurar la calidad y de manera integral ofrecerle todos los productos y servicios para empaque y embalaje que requiere su empresa
Trabajamos en equipo con el compromiso firme de otorgarle el servicio y atención que se merecen, haciendo clientes, haciendo socios y por sobre todo haciendo amigos.

Aquí en este, su blog, no quisimos quedarnos atrás, le cambiamos el «look» para su mayor agrado, sin embargo vamos a seguir aprendiendo y caminando juntos con más y mejores artículos relacionados con nuestro giro, y porque no, también con todo aquello que nos encamine hacia una vida mejor, debemos recordar que el crecimiento debe ser integral y que el éxito es una recopilación de todo aquello que nos hace mejores personas y nos distingue como seres humanos extraordinarios.

Ahora con mayor empeño y dedicación es un placer continuar nuestra historia juntos.

Como dijo Octavio Paz… Sin miedo

Miedo al Cambio

Ajedrez??

Siempre pensamos en la cantidad de cosas que podemos crear con cajas de cartón de diferentes grosores y texturas, pero reconocemos que el trabajo de la diseñadora letona Nadya Dundere nos ha dejado sin palabras. El juego de ajedrez añade a su elegancia habitual un toque de creatividad y sencillez gracias al uso del cartón corrugado, totalmente respetuoso con el medio ambiente

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Ajedrez?? Si y hoy damos un paso más y proponemos una partida más seria, en la que la concentración debe ser la máxima, claro con cartón.